¿Crujir los dedos provoca artrosis?
Crujirse los dedos es un gesto cotidiano que genera un sonido inconfundible… y también muchas dudas. Uno de los mitos más extendidos es que este hábito puede provocar artrosis, pero ¿qué hay de cierto en ello?
El Dr. Joaquín Peiró, especialista de la Unidad de Traumatología y Medicina Deportiva de Olympia Quirónsalud, responde a una de las preguntas más frecuentes en consulta:
Crujirse los dedos: ¿mito o realidad?
"La artrosis es una enfermedad crónica y degenerativa que afecta al cartílago, que es la superficie que recubre el hueso y permite que la articulación se desplace sin fricción. Crujirse los dedos, en cambio, no produce daño articular ni provoca artrosis", aclara el Dr. Peiró.
El sonido que escuchamos al "tronarnos" los dedos se debe a un fenómeno llamado cavitación: un cambio en la presión interna de la articulación que genera burbujas dentro del líquido sinovial. Al colapsar, producen ese chasquido tan característico.
"Por eso decimos que es un mito relativo: la cavitación en sí no daña la articulación. Sin embargo, hacerlo en exceso sí puede causar daños colaterales en tendones y ligamentos, lo que se manifiesta con dolor, hinchazón o enrojecimiento", añade el especialista.
Entonces, ¿qué factores sí favorecen la artrosis?
Según el Dr. Peiró, los principales factores de riesgo para desarrollar artrosis son:
- Edad avanzada, por el desgaste natural del cartílago.
- Sexo femenino, asociado a cambios hormonales.
- Predisposición genética.
- Obesidad y enfermedades metabólicas (diabetes, artritis).
- Movimientos repetitivos o uso intensivo de ciertas articulaciones.
Cómo prevenir la artrosis
Aunque no se puede frenar el paso del tiempo, sí existen medidas para reducir el riesgo:
- Realizar ejercicio físico regular.
- Mantener una buena postura corporal.
- Evitar movimientos repetitivos en el ámbito laboral.
- Seguir una alimentación saludable e hidratación adecuada.
- Complementar la dieta con nutrientes beneficiosos.
Crujirse los dedos no provoca artrosis: se trata de un mito. El verdadero riesgo está en otros factores como la edad, la genética, el sobrepeso o el desgaste articular. Eso sí, si al crujir los dedos aparecen dolor, inflamación o inestabilidad, conviene consultar con un traumatólogo para descartar lesiones asociadas.
