El cambio al horario de verano y cómo minimizar su impacto
Con la llegada del horario de verano, nuestros relojes se adelantan una hora para aprovechar mejor la luz del día. Sin embargo, este ajuste puede alterar nuestro "reloj biológico", afectando el sueño, el estado de ánimo y la salud en general.
Francisco Segarra, psicólogo y somnólogo, responsable del servicio de Medicina del Sueño
de Olympia Quirónsalud
, advierte que el cambio de horario puede parecer inofensivo, pero tiene consecuencias reales en nuestra calidad de vida. La adaptación del organismo puede tardar varios días, afectando la concentración, la productividad e incluso aumentando el riesgo de accidentes y problemas cardiovasculares.
Según el experto, nuestro ritmo biológico está regulado por el núcleo supraquiasmático, conocido como "reloj biológico", que sincroniza nuestros órganos con un ciclo de 24 horas. La exposición a la luz es clave en este proceso: la luz matutina adelanta nuestro reloj interno, mientras que la luz nocturna lo retrasa. El cambio repentino de hora puede desajustar este equilibrio, generando dificultades para dormir y afectando funciones esenciales como el metabolismo, la circulación sanguínea y la respuesta inmunitaria.
Los efectos del cambio de horario son especialmente notorios en marzo, cuando se adelanta el reloj y se pierde una hora de sueño. "Las personas pueden experimentar fatiga, somnolencia diurna, cambios en el estado de ánimo y una disminución del rendimiento laboral y escolar", explica Segarra. Además, estudios han demostrado un aumento en la incidencia de infartos, accidentes de tráfico y errores laborales en los días posteriores al cambio de hora.
Para reducir el impacto del ajuste al horario de verano, el experto en el diagnóstico y tratamiento de las alteraciones del sueño recomienda:
- Ajustar el horario de sueño gradualmente: Irse a la cama y despertarse 15-30 minutos más temprano en los días previos al cambio.
- Exponerse a la luz natural: Pasar más tiempo al aire libre durante la mañana para facilitar la sincronización del reloj biológico.
- Mantener una buena higiene del sueño: Evitar la cafeína y las pantallas antes de dormir, crear un ambiente relajante y seguir una rutina estable.
Francisco Segarra concluye afirmando que "pequeños cambios en nuestros hábitos pueden hacer una gran diferencia en cómo nuestro cuerpo se adapta al horario de verano. Lo fundamental es preparar el organismo con antelación para minimizar los efectos negativos y mantener un buen rendimiento físico y mental".
